domingo, 7 de enero de 2018

Reír y continuar o parar el tiempo y volver a amar.


"Superficial" 

Reír, alegrarme de nuestro encuentro y continuar, o parar el tiempo y volver a amar.

El problema es que me dejaste tirado en la cama por días llorando como un niño después de aquella partida y por más lágrimas, berreos y más pataleos, sabía que no podría traerte de nuevo a mi vida.

Y nos dimos a la tarea de no volver a saber nada de lo nuestro. 

He intentando hacerlo bien, he comenzado a viajar solo, a leer novelas de amor sin soltar lágrimas, a ir al cine sin compañía y disfrutarlo como nunca. Incluso comenzaba a caminar por las mismas calles, como solíamos hacerlo por largas horas tu y yo y recordar solo los momentos felices que pasamos. Lo confieso: gracias a ti, conozco la ciudad como pocos.

Houston, tenemos un problema. 

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No sé si te inyecté vida con estas prácticas tan nuestras que probablemente abrí más de la cuenta el baúl de los recuerdos, tomaste un atajo y escapaste de las profundidades. Con lo astuto e inquieto que eres, sé que quisiste salir a dar un paseo, el problema será traerte de vuelta al lugar que pertenecías: la obscuridad.

¿No entiendo qué pudo salir mal? 

Resultado de imagen para hombre caminando en las calles

En lo personal, me encargué todo este tiempo de que tú, no dejaras rastro alguno en mi vida. Afortunadamente mi pésima memoria me sirvió para no recordar alguna forma de contacto y mantenerme de pié y con la cabeza en alto.  Pero en todo plan macabro - por más que uno quiera tener el control de todo lo que nos rodea - hay algo que siempre pasa desapercibido y estas son las posibles cosas que considero, te trajeron de vuelta:

  1.- Tus fotografías 



Y no es que odie las fotografías, no soy de los que rompen recuerdos pero si de los que los esconden en las profundidades. Guardar en uno de mis cajones preferidos tu maldita fotografía tamaño infantil a color, que no he visto en meses pero que puedo recordar a la perfección - cabello largo y chino, ojos grandes, ojeras, mirada profunda y sensual, labios suaves y sonrisa pintoresca-.

 Tu mejor que nadie sabes cuanto amaba fotografiar todo, incluso tu sonrisa, tus besos y todo lo que solíamos hacer. Tan así que ahora ya tengo mi propia cámara, por si algún día necesitas fotos. Quizá cuando regreses a tu blog o saques tus nuevos cuentos para niños, libros de terror y quizá alguno de amor (eres tan amargado que nunca lo harías) puedo tomarte la foto que debe salir en tu biografía, o tal vez algunas más íntimas.   


2.- Una canción 

Eres de las pocas personas que conozco, aman la música. Todo el tiempo estas con tus audífonos y tu reproductor donde traes una rocola completa. Agarré tus mismos gustos. Incluso me dió por regresar a ellas.

En una de esas, le dí play y comencé a escuchar de nuevo a estas dedicatorias musicales.  



 3.- Y la luna 

Mirar contemplativa-mente, con deseo y admiración la luna llena por un largo tiempo como lo hacíamos los dos en invierno, cuando el cielo estaba cien por ciento despejado y el aire frío cubría nuestros rostros.

Tenía mucho tiempo que no miraba al cielo cuando la luna llena estaba iluminando la ciudad, pues nos prometimos amor eterno.




Después de este listado, no cabe duda lo bien que la pasé contigo. Echando a perder, aprendimos a amar.

No estuvo mal. Actuamos con mucha madures en este reencuentro, al menos mucho más conscientes que en aquella ocasión desastrosa, dañina y tóxica.

La última y nos vamos

Aquella vez solo la recuerdo como una tarde nublada, fría, oscura, triste y llena de celos y de reclamos. De un deseo profundo de pertenecernos el uno para el otro hasta la eternidad a costa de lo que fuera. De miedo a ya no ser amados. De exigir más tiempo juntos y ya no estarlo. De no saber que hacer con este sentimiento. Del dolor que causaba sentir estas sensaciones tan extrañas, quizá nuevas para mí. De caer en la susceptibilidad y en las trampas del amor. De quedarme débil a tu partida. Miedo de volver esta historia una obsesión, una enfermedad y una co-dependencia. De aceptar que te amaba y no quería perder.

Admiro entre muchas cosas tuyas, el talento que tiene para mantener frescos todos los recuerdos. Tu memoria impecable y capacidad para recordar el más mínimo detalle. Y es que lo tuyo estaba en los detalles.

Me rechazaste un beso pero si pediste que me quedara y que regresara por ti para despedirme. De fotografiarnos y de abrazarnos por un largo tiempo. Y claro, yo no pedir la oportunidad de molestarte diciendo que solo recordabas las peores cosas siendo que hubo - por mucho- mejores momentos juntos que tragos con sabor amargo.

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Con el cerebro oxigenado, más cociente y con mucha felicidad por verte de nuevo. Te mando todas las noches un beso y un fuerte abrazo, como esos que nos damos cuando nos vamos de manera indefinida, esperando nuestro rencuentro.

Hasta pronto, mi Fedo.

Firma: 
El Joven Cometa